Gordis entrañables: Bridget Jones

Supongo que no es ninguna sorpresa que la primera elegida para la sección de gordis entrañables sea Bridget Jones. Además es la más densita de todas porque hay muchas cosas que la convierten en un gran icono para el resto de gordis en búsqueda del amor romántico y del hombre perfecto, si puede ser igualito a colin Firth mejor que mejor, y de las peripecias de la soltería. Quizás este entusiasmo no lo acompañen aquellas muchachas que no hayan vivido el boom de este fenómeno literario, sí, esto era un libro, no una peli queridas mías., pero también os habéis ahorrado el drama de descubrir que una americana iba a interpretar a una británica. Eso aún lo tengo en la lista de cosas traumáticas tras la separación de Take That... Bueno, al lío.


Helen fielding escribía una columna en el diario The independent sobre un personaje inventado y contaba sus peripecias de treinteañera. La columna firmada con el pseudonimo de Bridget Jones se convirtió en un libro donde resumía un año de la vida de este popular personaje y el libro se convirtió en un bestseller y después en una película de éxito. De hecho se convirtió en tres libros y tres películas aunque a partir de la segunda entrega no se parecen en nada los unos a los otros, es como el Juego de Tronos de las treinteañeras con señoras mayores indignadas por lo que sucede en películas o novela, indistintamente, sobre todo en el caso de la última de ambas. Sin Spoilers pero hay que decirlo y se dijo.

Seguro que si Bridget siguiera en activo ahora escribiría un blog. Me alegro de que ya tengo 54 años y una familia de la que hacerse cargo o seguro que mis millones de lectoras saldrían a leerla a ella que es infinitamente más interesante que yo.  

La cuestión es que cada día había datos relevantes de su lucha constante por perder peso, dejar de fumar o conseguir el amor de su vida. Esto se plasmaba en dosis de calorías ingeridas, unidades de alcohol y arrebatos varios en forma de mensajes, tuiters o emails en función de la década de los acontecimientos. Si hay algo que me parece entrañable de Bridget, al menos la primera vez que la leí, es que era un poco como todas las mujeres, insegura, abrazada a un helado y oyendo en su cabeza All by myself mientras se imaginaba muriendo y siendo devorada por pastores alemanes. Bueno, la última imagen a lo mejor tampoco la comparto del todo pero es para que os hagáis composición de lugar.

La cuestión es que hace poco leí el último libro con una Bridget de cincuenta años con un desfase tecnológico y sus mismos problemas de siempre pero agravados por la edad, las neurosis y la viudedad (¡no te lo perdonaré nunca Helen Fielding!) -Aclaración no es un spoiler, es el punto de partida del libro y la sinopsis oficial y fue publicado en 2013 así que haberos puesto las pilas leñe- y demás peripecias y me di cuenta de que hemos sido estafadas. ¡Bridget no está gorda!

No hay datos relevantes sobre cuanto mide en realidad Bridget Jones así que el trabajo de investigación me lleva a usar de referencia a la única bridget que conocemos, Renée Zellweger que es un retaco de mucho cuidado con 1,63 metros de altura. Ya vamos mal. Muy mal. Pero teniendo en cuenta que los estándares consideran que una mujer de esta estatura en su peso saludable puede llegar a pesar entre 53 y 63 kilos... ¿qué dicen los libros?


En su primera entrega empieza con unos 58,5 kilos (post navidad) y en el libro oscila entre los 54 kilos y supera en 300 gramos los 60 como tope. Bien. Nunca llega a un peso tremendamente preocupante ¿no? ¿Y por qué a mí me parecía una gorda rozando el pecado capital en Seven cuando en realidad es un peso perfectamente saludable? ¿Qué se nos ha metido en la cabeza para pensar eso? 

Pero es en su última entrega cuando se le va un poco el peso de verdad llegando a rozar los 80 kilos. Es decir, la Bridget joven nunca estuvo gorda, el drama, el mito, el mundo se me hunde... 

En fin, pues con un saludable peso en realidad me doy cuenta de que mi primera gordi entrañable es un fail en toda regla. 

Lo mismo nos tenemos que replantear los estándares de belleza cuando una actriz necesita ganar 15 kilos y ponerse relleno para interpretar un personaje de 60 kilos. ¡Ahí lo dejo!

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